Presa por defenderse y sus 9 abusadores libres
- anteojosvioletas
- 20 abr 2017
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Eva Analía de Jesús, conocida por sus amigos y familiares como “Higui”, está imputada por homicidio simple y con prisión preventiva en un destacamento de mujeres de San Martín por defenderse de una patota de 10 hombres que quiso violarla. Este grupo, cegado por el odio, intentó “aleccionarla”, someterla para que aprenda por la fuerza que solamente ellos son plausibles de vivir con libertad su sexualidad.
La discriminaron en la calle y volvieron a discriminarla en la Comisaría 2ª, en la Unidad Funcional de Instrucción Nº 25 de Malvinas Argentinas y en el Juzgado de Garantías en lo Penal Nº 6 de San Martín. Por ser mujer, pobre y lesbiana. Sus declaraciones fueron manoseadas y sólo se tuvieron en cuenta las palabras de los agresores para iniciarle una causa por homicidio. Hoy ella espera la resolución de la justicia, mientras está presa en legítima defensa. Higui está viva a fuerza de coraje, de otra forma hoy estaríamos lamentando una violación más y un femicidio más.
Viva pero condenada.
Higui tiene 42 años y 8 hermanos, le gusta el fútbol y le dicen así en alusión al ex futbolista colombiano René Higuita, ya que ambos se desempeñan debajo de los tres palos y comparten un cierto parecido. A los trece dejó su casa familiar cansada de los abusos por parte de su padrastro y hasta el momento del ataque estaba instalada en el barrio Mariló de Bella Vista, en donde sufría constantes hostigamientos por su condición sexual, razón por la cual llevaba una navaja consigo.
El 16 de octubre, tras pasar el día de la madre en familia, decidió ir a la casa de una amiga a saludar, allí estaban dos de los tipos que usualmente la agredían, así que para evitar conflictos, esperó a que estos se fueran para poder irse tranquila. Eran conocidos del barrio que con frecuencia arremetían contra ella: insultos, amenazas, golpes, piedrazos. Incluso en una oportunidad le prendieron fuego la casilla en donde vivía. Se la tenían jurada.
Esa noche, cuando atravesaba el pasillo que comunicaba la casa de sus amigos con la calle, fue abordada por estos dos hombres, que no contentos con superarla en número, fueron acompañados por otros ocho. La tiraron al piso entre todos y la molieron a golpes y patadas en el cuerpo y el rostro. Uno de ellos, Cristian Espósito, se le subió encima y le desgarró el pantalón y la ropa interior.
“Sos una tortillera. Sos una puta. Te voy a hacer sentir mujer. Te vamos a empalar, tortillera”.
Higui sacó un cuchillo que llevaba escondido y lo hirió de muerte.
Después de esta escena, Higui perdió el conocimiento. Despertó encandilada por una linterna de policía y fue detenida sin mediar palabra. En la comisaría nadie la asistió, no le hicieron estudios médicos y manipularon de manera irresponsable su ropa, que podía contener elementos condenatorios para los atacantes. Cuando le contó a la policía que la habían querido violar se rieron de ella.
A la fecha, Higui lleva 186 días privada de su libertad, condenada por defenderse, por ser víctima de lesbofobia. Mientras tanto, hay 9 abusadores libres.
El movimiento de mujeres, de la mano de la abogada Soledad Deza, logró en marzo pasado la absolución de Belén, la mujer que estuvo presa casi tres años por un aborto espontáneo. Otra mujer tras los barrotes detenida injustamente. Hoy Carolina Abregú, miembro de la Defensoría de Género (colectivo que acompaña y denuncia los casos de violencia de género), tiene su caso y es menester que tome la mayor visibilidad posible porque cada día cuenta.
Higui tiene que estar libre y absuelta.

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